Vamos a dar un repaso a las motos que he tenido hasta el
momento. No os creáis que han sido muchas, pero para mis 27 años recién
cumplidos no está mal, yo no me quejo.
Saber las motos que ha tenido un motero es una buena forma
de conocer de dónde viene y a donde va, una especie de biografía motera.
A si pues, vamos con la mía.
- SUZUKI MAXI
Empecemos por los comienzos. Tendría unos siete u ocho años.
Aún recuerdo con nitidez, aquella tarde de verano en que mi padre me monto a
horcajadas en la parte delantera de su por entonces Suzuki Maxi. Él me decía
que cogiese el manillar de la moto y le diera gas, mientras controlaba que no
nos fuésemos al suelo. Yo, me negaba, me daba miedo, y mi padre me decía; que
si nunca pensaba llevar una moto, a lo que yo respondía; que no, yo nunca voy a
ir en moto.
Pero si uno nace motero… ya nada se puede hacer para
evitarlo, se lleva en las venas y tarde o temprano a de aflorara.
Y así fue. A los 12 años de edad, ya no pensaba en otra cosa
más que en motos. En cuanto tenia oportunidad cogía la pequeña Suzuki de mi
padre, sin que él se diera cuenta. En mas de una ocasión me pararon los
municipales de mi pueblo -¡pero donde
vas! No ves que no tienes edad para llevar un ciclomotor. De que vea a tu padre
se lo voy a contar- pero claro, hace
unos años y en un pueblo no estaba la cosa tan seria. Las edades para conducir,
el llevar puesto el casco, espejos… la gente se lo tomaba como simples
recomendaciones.
Me acuerdo que la moto del momento era la Rieju RR. Yo
soñaba todos los días con tenerla, pero aún me faltaban dos años para cumplir
los 14. ¡Que angustia más grande! Un motero sin moto, atrapado en el cuerpo de
un chiquillo de 12 años.
estado actual |
- BETA RK
¡Por fin llegaron los 14! Y después de mucho insistir,
llorar y patalear, mi padre accedió a comprarme la moto. La elegida finalmente,
fue una Beta RK. Para mí, la mejor moto del mundo mundial. Os aseguro que por
muchas motos y muy buenas que me pueda comprar, nunca jamás ninguna me llegara hacer la misma ilusión que
me hizo aquel día de verano del 2000,
sacar del taller mi tan ansiada primera moto. Porque para mí era una moto.
Llamarla ciclomotor seria como llamar a un policía funcionario. Que lo es pero…
En aquella época nos juntamos un buen grupo de amigos que lo
pasábamos estupendamente con nuestras motos por el campo. Otra cosa buena de
tener moto en un pueblo era que aumentaba el radio de chochetes a tu alcance
(very important en esas edades), ya que podías ir a echarte novia en el pueblo
vecino y luego ir al siguiente a echarte otra (vale, lo confieso, me seguía
comiendo los mocos, pero por lo menos lo intentaba).
Con ella también descubrí mi afición por la mecánica. Todo
buen motero ha de saber meter mano correctamente a su chica.
Que buena época. Nosotros sí que sabíamos disfrutar de las
motos, no como la juventud de ahora, con sus escutres. Los pocos que se deciden
por una de marchas la pintan de rosa, le ponen la pegatina del conejito de
playboy y le montan un escape bajo. ¡Qué asco de juventud!
Seguramente las
generaciones anteriores también pensaban eso de nosotros.
foto sacada hace 3 años justo antes de venderla |
en el vértice geodésico de Pachena (Porcuna) |
concentracion de Escañuela (año 2003) |
- LA PUCHITA
Esta moto la compramos entre unos amigos para divertirnos. La
Puchita la llamábamos. No tenía papeles, tampoco los queríamos. Un día se rompió
y le metimos fuego en un descampado. Descanse en paz.
era una igual a esta que he sacado de internet |
- PIAGGIO ZIP
Otra moto que también use bastante en mi juventud y que aún
sigo usando es esta pequeña Zip de mi hermana, a la que finalmente he dado yo
más uso que ella.
carretera Porcuna - Arjonilla |
este año en el Cerro de la Cabeza |
en el río Jandula |
- SUZUKI GSX-R 600
Los años pasaban y yo nuevamente deseaba dar un salto en el
tiempo para llegar a los 18 y así poder tener una MOTO de las grandes. Pero en
el camino sucedió algo. Me eche novia y me encoñe de tal forma que casi se me
llegan a ir las motos de la cabeza. Pero tranquilos, no os asustéis,
afortunadamente lo dejamos. Empecé a volver a salir con los colegas que los
tenía un poco abandonados y…. ¡coño! Si a mí me gustaban las motos.
A los 19 la locura por las motos volvió a entrar en mi
cabeza, y a los 20 recién cumplidos y después de muchas discusiones con mis
padres, que se oponían rotundamente, me compre una flamante Suzuki GSX-R 600.
No sé por qué me compre una moto de carretera, porque la
verdad es que de chaval siempre había soñado con motos de campo.
Experiencia anterior, solo ciclomotores. Pero hay estaba yo,
con una 600cc de 125cv que por supuesto solo limite en papeles. Y no llegue a
comprarme una 1000cc porque aún no tenía los dos años de carnet necesarios para
poder llevarla.
En muchos foros he leído que no es bueno comprarse una moto
con tanta potencia de primeras, ya que es mejor para aprender ir subiendo de
categoría poco a poco. Pues a mí, se me dio “bien”. Prueba de ello fueron tres
caídas, unos cuantos juegos de deslizaderas gastadas y 4 puntos menos del carnet.
A ese ritmo solo podía ocurrir dos cosas; que me quitasen el
carnet (y eso era lo mejor que me podía pasar), o que me dejase la vida en una
curva cualquiera. Y si yo pierdo la vida por mi conducción irresponsable ¡que
me den mucho porculo! Que para eso me lo he buscado. Lo malo es que con mi
irresponsabilidad estaba poniendo en peligro a los demás usuarios de la vía.
Menos mal que los años han hecho cambiar mi actitud y manera
de ver el mundo de las motos a tiempo. Ahora, disfruto mucho más y de una manera
mucho más sana y responsable. Si pudiese volver al pasado y decirme a mí mismo
los imbécil era… seguramente me entraría por un oído y me saldría por el otro.
Se suele comparar el montar en moto con hacer el amor. Pues bien, mi paso por el mundo de las RRs fue como ir de putas sin condón. Tarde o temprano debía de ocurrir una desgracia.
Os podía haber contado que mis comienzos en las motos de
gran cilindrada fueron dando tranquilos paseos con los amigos, disfrutando del
paisaje, haciendo una conducción responsable y sin sobre pasar nunca los
limites. Pero, intento hacer un blog sincero. Os estoy contando mis comienzos y
estoy seguro, no, se, que es el de muchos de vosotros en mayor o menor medida,
por mucho que luego en los foros nadie haya pasado de 120km/h.
Mi experiencia me dice que solo hay tres clases de usuarios
de deportivas:
- - Locos temerarios irresponsables: (entre los que
me encontraba yo.) Un peligro, deberían prohibirles comprar la moto.
- - Chulos de terracita corre rectas: (aquí se
encuentran el 70% de usuarios de deportivas). La mayoría no tienen ni puñetera
idea de llevar una moto. Ni falta que les hace, ya que lo más que harán será
poner la moto a todo trapo en una recta, para luego, cuando lleguen a la
terracita del bar a lucir sus máquinas, puedan decir; la he puesto a tanto.
Algunos compran la moto pensando que van a ligar más, cuando la realidad, es
que se liga más a los 14 con un vespino que a los 25 con una 1000RR de la
muerte.
- - Locos temerarios con sentido común: (a este
grupo es al único que se le debería de vender una moto. desgraciadamente es el
más minoritario). Para llevar una moto de estas características hay que estar
un poco loco y ser algo temerario, si no es así, no las disfrutaras como se
merecen. Pero hay gente que aparte de locura y temeridad tienen algo de sentido
común (y dineros en la cartera) para usarlas en un circuito.
A los dos años de tenerla, algo cambio en mí. Me di cuenta
que no podía seguir así. El tercer año apenas la cogí. Ya no me llamaba la
atención correr y este tipo de motos no son capaces de darte sensaciones si no
es corriendo. Tenía que cambiar de moto si no quería perder la ilusión.
con los plásticos de coronita que no tarde mucho en estrenar en la carretera del Cerro de la Virgen de la Cabeza |
circuito de Guadix |
- APRILA DORSODURO 750
Esa moto puente entre lo que antes era y lo que soy ahora
fue la Aprilia Dorsoduro 750. Un juguete, divertida, ágil y feroz si lo pretendes.
Con esta juguetona maquina volvía a recuperar la ilusión por las motos. Más cómoda
que una deportiva, para hacer salidas en plan tranqui y disfrutando del paisaje
e incluso algún que otro viajecito. Eso no quiere decir, que en carreteras
reviradas fuese una autentica máquina,
que llevada con buenas manos era capaz de humillar a la deportiva más radical.
Poco a poco, me fui dando cuenta que se disfruta mucho más
de la moto cuando no vas tan al límite, que gusta mucho mas llevar un ritmo
tranquilo e ir disfrutando del paisaje y la suave brisa mientras vas enlazando
una curva tras otra. Al montar en moto uno ha de sentirse feliz y relajado,
experimentando esa libertad que nos da el surcar el paisaje sobre nuestra
montura, sintiendo que no hay nada malo que nos pueda estropear el momento.
en Cazorla junto a la GSX de mi amigo Jesus |
en Granada |
en un viaje a Malaga |
nacimiento del río san Juan |
al regresar de mi viaje a Galicia |
- KAWASAKI KX 250
A todo esto llego una nueva compañera para mi Dorsoduro.
Como ya os había mencionado antes, desde bien pequeño soñaba con tener una moto
de Cross, así que ya era hora, el momento había llegado.
Kawasaki kX 250. Os acordáis de aquel anuncio de Pireli en
el que el eslogan decía, “la potencia sin control no sirve de nada”. Pues eso
era esta Kawa, todo nervio, todo rabia, una fiera que no se dejaba domar.
- HUSABERG FE 450
En poco tiempo me di cuenta que en realidad lo que más
me gustaba era el enduro y no el motocross. Al año de tener la KX la vendí y
compre una Husaberg FE450. Una excelente moto con la que he pasado muy buenos
ratos con los amigos, chapoteando en el barro como niños.
Las motos de campo, son todo diversión a un bajo coste si las comparadas con las de carretera. Si eres un poco manitas, podrás hacer tú todo
el mantenimiento, incluso el reglaje de válvulas es tarea fácil en estas motos.
una ruta de dos dias Porcuna - Cazorla |
- KAWASAKI VERSYS 650
La Dorsoduro, había cumplido su cometido de desengancharme
progresivamente de las deportivas. Ya estaba listo para cambiar de moto, porque
cada vez hacia salidas más largas y muchas veces con Ana (mi novia). Necesitaba
más comodidad, autonomía y capacidad de carga. La Dorsoduro no cumplía con
ninguna de estas exigencia. No es, ni ha pretendido ser nunca una touring.
Con mucha pena, porque de verdad, ha sido una moto que he disfrutado
muchísimo, tuve que venderla. Ojalad tuviese dinero para mantenerlas todas.
Tenía un problema para comprar la siguiente moto. En ese momento
tenía demasiados gastos (me estaba haciendo una casa) y solo disponía del
dinero que saque de la dorsoduro. A sí que, ¿Qué moto comprar?
Una Kawasaki Versys 650 de segunda mano fue la elegida. Una
moto barata, tanto de adquisición como de mantenimiento y que cumplía con mis
necesidades. La he ido equipando y poniendo a mi gusto y aunque no es una moto
de 15.000 euros puede llevarme a los mismos sitios o más lejos que estas si
hace falta. Vosotros mismos lo vais viendo en las crónicas que voy colgando. Tan
a gusto estoy con mi nueva nena, que me quedare con ella por mucho tiempo
(entre otras cosas porque no tengo el dinero suficiente para ponerle los cuernos).
sierra de Cazorla |
junto a Raul en nuestro viaje a los Pirineos |
En definitiva, para ser feliz solo necesito ir sobre una
moto. Sin ella soy como un pájaro al que han quitado sus alas. Quien no ha
experimentado el placer de ir en moto, le costara comprendernos, ya que si lo
piensas es irracional viajar en moto cuando puedes hacerlo en coche. Pero
montar en moto no es pensar, es sentir. Yo no viajo en busca del destino, si no
del camino. Yo busco sensaciones que son imposibles de sacar de una caja con
ruedas. Sé que es peligroso, pero es un riesgo que asumo en pos de la
felicidad.
Espero poder ir aumentando mi historia con más motos y
viajes que contar. Y espero, que vosotros me acompañéis.
Vsss!!!